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RE-evolución

La verdadera revolución la encontramos en la evolución.

RE-evolución

Por Ana Sofía Romo 

Muchas veces he escuchado (y me lo he creído) que para ser alguien en la vida, sea lo que “eso” signifique, tenemos que seguir avanzando, sin parar, sin descansar. Yo he decidido no creer en eso. Pues para mi avanzar no es solo ir para adelante, sino también avanzar para atrás. 

Vivimos en una sociedad en donde el parar, darte un respiro y reflexionar, está mal visto. Pues hemos llegado a idolatrar a personas que viven bajo un estilo de vida de actuar, actuar y actuar. Desde mi punto de vista, el vivir al ritmo de esta tan famosa fast life, puede hacernos perder nuestra esencia, nuestro rumbo y aún peor, olvidarnos de nosotros mismos.

Creo que esta presión de avanzar y ser constantes, puede llegar a ser más dura para las mujeres, ya que muchas veces no nos damos el tiempo de ver y reflexionar hacia donde está yendo nuestra vida y si queremos seguir o cambiar de camino.

Dentro de mi grupo de amigas, siempre fui la “rebelde” por llamarlo de alguna manera. Rebelde porque nunca me interesaron los temas de los que todas hablaban, porque me daba un poco igual tener novio o no, porque siempre fui la que buscó hacer las cosas de manera diferente. Esa era la forma en la que todos me percibían, como “la rara del pueblo”, aunque realmente yo no me sentía así. 

Salí de ese “pueblo” para estudiar la universidad y así una cosa llevó a la otra. Empecé a tener un estilo de vida de mucha fiesta y excesos y aun así seguía siendo “la rara del pueblo”. Tiempo después, la vida llevó a alejarme de ese ritmo de vida durante dos meses. Me fui a hacer un internship a Lima y tuve tiempo para reflexionar hacia dónde estaba yendo y si realmente eso era lo que quería.

Definitivamente hubo un momento en ese viaje el cual cambió mi vida para siempre: subir a Machu Picchu caminando. Una persona saludable logra subir este tramo en un lapso aproximado de una hora y yo lo subí en un poco más de dos horas. A mi regreso a Lima, empecé a sentir una presión en el corazón muy extraña. Además, estaba pasando por momentos de ansiedad muy fuertes; por lo que llegó a pasar por mi mente que iba a sufrir un infarto. Fui al cardiólogo para que me explicara lo que estaba pasando y me dijo que el haber hecho un esfuerzo tan grande, el cual no debería de serlo para alguien de mi edad, había creado una lesión en mi corazón. Me comentó que no era nada de qué preocuparse pero sí era una señal de que algo no estaba bien en mi vida. Por lo tanto, tomé la decisión de enfocarme en mi salud tanto física como mental. De esta forma, me di la oportunidad de ir al psicólogo, sentarme, reflexionar y entender mis actitudes y mi forma de ser.

 

Hoy día puedo decir que me siento bien con la persona en la que me he convertido. Estoy segura que si no me hubiera dado la oportunidad de parar todo por un tiempo y escoger el rumbo que le quería dar a mi vida, no sería sí. Sé que hay personas que no han estado de acuerdo con cada paso que he dado desde que decidí irme por otro camino. Algunas me consideran aburrida o piensan que me estoy mintiendo por tratar de ser algo que para ellos no soy. Pues esa Ana Sofía que ellos creían que era y su percepción hacia mi, ya no hace click con la mujer en la que me he convertido.

Como mujer, intento mantenerme en reflexión constante. Tener presentes y agradecer a todas las mujeres que han abierto un camino para que hoy podamos estar en la posición en la que nos encontramos. Revolucionarias que dieron su vida y nos dieron la posibilidad de poder experimentar cosas tan cotidianas que en algún momento fueron impensables. 

El último encuentro que tuve con este pensamiento fue hace unos días, viendo la película Mujercitas. Una historia de cuatro hermanas que decidieron por ellas mismas lo que en realidad querían hacer con su vida; ya fuera ser escritora o casarse con su verdadero amor. 

Hoy día, puedo escribir estas palabras, compartirlas con el mundo y poner mi firma al final de este escrito sabiendo que cualquier persona que lo lea sabrá que es una mujer quien se encuentra detrás de estos pensamientos. En Mujercitas, nos enseñan como no siempre fue así. 

Hace relativamente poco tiempo, estaba mal visto que una mujer fuera más allá que solo la búsqueda de un hombre para entregarle su vida entera. Tener una profesión no era algo digno y era tremendamente difícil el lograr ser respetada si alguien optaba por hacerlo. Aunque su talento fuera más grande que el de la mayoría de los hombres. Un claro ejemplo es el caso de varias de las mujeres en la película. Por otro lado, también retrata como una de ellas tomó la decisión de casarse con la persona que ama en vez de convertirse en actriz, pues eso era lo que la hacía verdaderamente feliz. 

Cuando pienso en todas las mujeres que han luchado para que hoy tengamos el poder de decidir, no puedo evitar llorar y agradecer su valentía. Podría seguir dando ejemplos de por qué no creo en el vivir un estilo de vida rápido, pero mi punto está hecho. Ya sea para pensar, respirar o celebrar, creo que darnos momentos en los que paramos todo alrededor de nosotros son esenciales para vivir plenamente y sobre todo para estar presentes. Incluso, me tomó varios de esos momentos el poder escribir estas líneas, pulirlas y leerlas una y otra vez. Para así darme cuenta si estaba realmente escribiendo lo que deseaba comunicar. 

Desde mi punto de vista, la verdadera revolución la encontramos en la evolución. Creo firmemente que la evolución está en la reflexión, en el poder tomarnos un tiempo y así evaluar las situaciones y opciones que tenemos a la mano para dar el siguiente paso. 

 

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